La idea y sensación de cambio es una
constante de nuestro tiempo. Ya en los tiempos de nuestros padres, y
que decir de los abuelos, en donde la vida podía considerarse en
cierta medida una sucesión de hechos predecibles: nacer, crecer,
estudiar para conseguir un trabajo estable, casarse, crecer a los
hijos, verles partir, ver llegar a los nietos y disfrutar de la
pensión, y finalmente esperar con resignación la muerte. Han
quedado muy atrás. Hoy todos, pero sobre todo los niños y jóvenes,
han nacido en un mundo donde la constante es el cambio, la adaptación
de ideas y de nuestra biología misma para enfrentar los retos de
este nuevo mundo mediado por tecnología. Muchos nos resistimos, pero
no hay nada que hacer, y no queda más que aceptar la mutación y
subirse al barco. Los niños y los jóvenes de este nuevo mundo,
están expuestos hoy más que nunca a artefactos que modifican
continuamente la forma en que se relacionan con el mundo. Es por
ello, que se habla incluso del surgimiento de nuevas especies, que
han desarrollado a partir de un proceso continuo y sin descanso de
procesos de mutación: nuevos cuerpos, nuevas mentes.
En el caso de la zona de la Cd. De
México, donde se ubica la especie motivo de esta entrada, los
mutantes que han surgido, tienen características que nos sorprenden
y maravillan, por las metamorfosis que han experimentado. ¿De qué estamos hablando?, quien lee se preguntará, pues ni más ni menos de
nuevos niños y jóvenes con pantallas y otra serie de aparatos que
les conectan globalmente con gente de todo el mundo. Este hecho
aparentemente es una ventaja, pero implica también riesgos, ante los
cuales estos niños y jóvenes deben reaccionar de la manera más
favorable para no perecer o convertirse en “Ninis”. La conexión
directa y sin filtro al mundo que tienen estos niños y jóvenes, los
expone a ideas y aspiraciones de “felicidad” y “éxito”
instantáneo, que muchas veces no corresponden con la realidad que
viven día a día en sus vecindarios y barrios, muchos de ellos
invadidos y secuestrados por la inseguridad, la pobreza y la falta de
esperanza.
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Algunos DreamMakerIztacalquenses |
Son seres que ven más que nosotros,
pueden escuchar cosas desde distancias insospechadas y comprender
múltiples lenguajes, pueden aprender en todo momento y lugar, además
de manejar múltiples herramientas. Saben ser solidarios y están
dispuestos a jugarse la vida por las causas justas.
Por ello, requieren adultos, padres y maestros, que estén a la altura, que los inspiren y alienten a buscar sus sueños, que no los mutilen, que no los encierren, que les provean ambientes seguros para entrenar y mejorar sus infinitas habilidades, pues de ellos y otras especies parecidas depende el futuro de la humanidad.
Por ello, requieren adultos, padres y maestros, que estén a la altura, que los inspiren y alienten a buscar sus sueños, que no los mutilen, que no los encierren, que les provean ambientes seguros para entrenar y mejorar sus infinitas habilidades, pues de ellos y otras especies parecidas depende el futuro de la humanidad.
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