martes, 26 de abril de 2016

Los DreamMakerIztacalquenses del Oriente de la Ciudad de México.


La idea y sensación de cambio es una constante de nuestro tiempo. Ya en los tiempos de nuestros padres, y que decir de los abuelos, en donde la vida podía considerarse en cierta medida una sucesión de hechos predecibles: nacer, crecer, estudiar para conseguir un trabajo estable, casarse, crecer a los hijos, verles partir, ver llegar a los nietos y disfrutar de la pensión, y finalmente esperar con resignación la muerte. Han quedado muy atrás. Hoy todos, pero sobre todo los niños y jóvenes, han nacido en un mundo donde la constante es el cambio, la adaptación de ideas y de nuestra biología misma para enfrentar los retos de este nuevo mundo mediado por tecnología. Muchos nos resistimos, pero no hay nada que hacer, y no queda más que aceptar la mutación y subirse al barco. Los niños y los jóvenes de este nuevo mundo, están expuestos hoy más que nunca a artefactos que modifican continuamente la forma en que se relacionan con el mundo. Es por ello, que se habla incluso del surgimiento de nuevas especies, que han desarrollado a partir de un proceso continuo y sin descanso de procesos de mutación: nuevos cuerpos, nuevas mentes.
En el caso de la zona de la Cd. De México, donde se ubica la especie motivo de esta entrada, los mutantes que han surgido, tienen características que nos sorprenden y maravillan, por las metamorfosis que han experimentado. ¿De qué estamos hablando?, quien lee se preguntará, pues ni más ni menos de nuevos niños y jóvenes con pantallas y otra serie de aparatos que les conectan globalmente con gente de todo el mundo. Este hecho aparentemente es una ventaja, pero implica también riesgos, ante los cuales estos niños y jóvenes deben reaccionar de la manera más favorable para no perecer o convertirse en “Ninis”. La conexión directa y sin filtro al mundo que tienen estos niños y jóvenes, los expone a ideas y aspiraciones de “felicidad” y “éxito” instantáneo, que muchas veces no corresponden con la realidad que viven día a día en sus vecindarios y barrios, muchos de ellos invadidos y secuestrados por la inseguridad, la pobreza y la falta de esperanza.
Algunos DreamMakerIztacalquenses
Así la especie de la que hablamos, son seres que han desarrollado habilidades de súper lectura multi-lenguaje (textual, multimedia) que los habilitan para revisar fuentes ingentes de información, en múltiples formatos, para encontrar las respuestas que el entorno violento y caótico les presenta, y que pide respuestas instantáneas. Estos chicos, también se han visto obligados a desarrollar habilidades como la lectura de la mente de otros, y un sexto sentido lo que podría llamarse empatía, para establecer relaciones asertivas, pues de ello depende su supervivencia, frente a los enemigos tan terribles como Pedófilos y tratantes de personas. La nueva especie también, ha desarrollado una capacidad creativa, que radica en tener una mente que funciona como un laboratorio de ideas, que se nutre de una curiosidad voraz, una gran resistencia al fracaso, y un gran poder de ver en todo error una oportunidad de aprendizaje ilimitado. Esta misma sed de aprendizaje y curiosidad, se complementa con un sentido de humanidad y pertenencia al planeta y toda la vida en él, que los hace identificar los peligros y retos que las generaciones pasadas les hemos heredado por nuestra falta de cuidado del planeta, y los hace identificar oportunidades para encontrar soluciones ante los graves problemas de falta de agua, contaminación, extinción de las especies animales y vegetales. Son seres maravillosos, que emplean la tecnología para extender las capacidades naturales con las que nacen y que además les permite construir y hacer artefactos nunca imaginados e innovadores, aprovechando muchas veces aquello que se considera desecho, y basura.
Son seres que ven más que nosotros, pueden escuchar cosas desde distancias insospechadas y comprender múltiples lenguajes, pueden aprender en todo momento y lugar, además de manejar múltiples herramientas. Saben ser solidarios y están dispuestos a jugarse la vida por las causas justas.
Por ello, requieren adultos, padres y maestros, que estén a la altura, que los inspiren y alienten a buscar sus sueños, que no los mutilen, que no los encierren, que les provean ambientes seguros para entrenar y mejorar sus infinitas habilidades, pues de ellos y otras especies parecidas depende el futuro de la humanidad.

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